Mente vazia, oficina do sistema da mídia golpista

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segunda-feira, 25 de fevereiro de 2013

Carta abierta a Yoani Sánchez


Estimada Señora Yoani María Sánchez Cordero,
Presente,
Vengo a su atención por ser bloguero cómo la señora, aunque desde Brasil, donde recién has estado, y por acompañar su exitoso trabajo en la Web y cómo personalidad internacional que ejerce fuerte influenza política en los grandes medios occidentales de orientación conservadora.
Mi texto, pues, quiere invitarla a reflexiones y quizás a que ofrezca respuestas.
Por primer, quiero lamentar una situación que has vivido en mi país. Nosotros, en Brasil, que entendemos que su trayectoria de vida necesita de aclaramientos en razón de ser usted una persona que produce críticas muy duras al modelo de sociedad cubano y que relata factos sobre el régimen de su país que muchas veces no se traducen en pruebas de lo que afirmas, con aquellas protestas perdimos la oportunidad de hacerle preguntas que nunca has contestado.
No comparto, así, de la visión de los que han planeado las protestas que has enfrentado en Brasil. Pienso yo que hemos perdido una gran oportunidad de no permitir que usted se escudara en disculpas para no contestar a las cuestiones importantes que hay para hacerle y que nunca han sido contestadas.
Cómo ya puedes haber imaginado, cuando hablo de cuestionamientos me refiero a un texto que ha sido muy difundido por todo el mundo y que muestra lo que mucha gente sospecha: que usted hace denuncias en contra el gobierno cubano y la realidad de su país para la cuales jamás has presentado pruebas.
Hablo, pues, de la entrevista que has dado hace algunos años al periodista francés Salim Lamrani.
Lamrani, en la apertura de su relato del encuentro que tuvieran ustedes en el Plaza Hotel de La Habana, anticipó lo que, en los años siguientes, mucha gente más ha comprobado, que, al contrario de lo que dices, su blog, Generación Y, puede ser visitado de cualquier computadora en la capital cubana, por lo menos.
Mientras los medios conservadores de Estados Unidos, América Latina y Europa reproducen su discurso y garantizan que hay un bloqueo digital a su página web por acción y decisión del gobierno cubano, hace rato (noviembre del 2012) un amigo, el periodista brasileño Altamiro Borges, ha visitado su país y dijo que no ha encontrado ninguna dificultad para visitar su blog.
Parece, pues, nada más que un cuento que la “terrible dictadura” que denuncias impida su trabajo, aunque eso sea el discurso arriba del el cual ha sido construido el personaje Yoani Sánchez.
Aquí, entonces, la primera cuestión: ¿usted sigue garantizando que el gobierno cubano impide que el pueblo de la isla visite su blog a través de bloqueo electrónico? Y más: ¿estás dispuesta a recibir una comisión que usted y sus opositores crean imparcial, ahí en La Habana, para registrar en video lo que resulta cuando se intenta hacerlo?
Otra cuestión, señora Yoani, dice respecto a la dureza del régimen que usted denuncia una vez tras otra. Lamrani relata que se ha encontrado con la señora en la recepción de un hotel de lujo en La Habana, el Plaza Hotel, de forma libre. Tanto es que, en el relato que hizo, la señora vino para la cita muy tranquila, de forma muy diversa de lo que se podría esperar de una “perseguida política”, que, al fin, es como se presenta usted.
Al menos es lo que dicen los grandes y ricos empresarios dueños de los grandes medios internacionales enemigos de Cuba que vienen siendo tan generosos con la señora al pagarle altas sumas por sus escritos. Pero lo que se ve, sobre todo cuando haces un tour como lo que estas haciendo por el mundo, no combina con el cuento de la dictadura que fustiga la heroína solitaria.
Lo que me parece más grave en su discurso, señora Yoani, es una denuncia hecha por usted hace algunos años, cuando dijiste al mundo que has sido “secuestrada” por agentes del gobierno cubano y, durante eso, has sido agredida con violencia física por ellos. Ahí, si, se podría ver un hecho propio de una dictadura.
Al haber pasado eso mismo que cuentas, Cuba seria la dictadura feroz que pintas y no la “dictablanda” de que hablan los barones de los medios brasileños cuando se refieren a la dictadura militar brasileña, en la cual, le garantizo, la señora no iba a poder escribir nada en contra ella y jamás mantener encuentros en hoteles de lujo para hablar mal del régimen.
Lo que pasa es que Lamrani le ha hecho una pregunta muy razonable y natural: ¿usted tiene pruebas de la acusación de que has sido “secuestrada” y “agredida” por el gobierno cubano?
En la oportunidad, no contestaste nada. Lamrani le pregunto si usted había sacado fotos de las heridas que le han causado los “agentes del gobierno”, pero lo que has dicho suena absurdo, falso y, delante del grave que es la denuncia, inaceptable.
Decir que tienes fotos de las heridas que le han infringido pero que recusas a mostrarlas porque las quiere guardar para presentarlas a “un tribunal”, es un chiste. Años han pasado y jamás has buscado la justicia de su país o de cualquier otro. Hiciste la denuncia y no fuiste buscar justicia.
¿Raro, verdad? Le da total derecho a hacerlo a quien quiera decir que se trata de una trampa.
Una pregunta más, pues: ¿nunca vas a buscar justicia para lo que, siendo verdad, es un crimen hediondo? Y si no vas, ¿por qué no lo hará?
Quien tiene interés por su activismo político sabe de todas esas cuestiones y muchas otras más. Podría pasar horas escribiendo todo lo que cuestionan sobre su discurso político, pero la verdad es que si usted tiene la intención de hacer con que sea respectada no solamente por los ricos empresarios enemigos del régimen cubano, pero también por las personas que quieren solamente la verdad, podrías empezar contestando a esas pocas cuestiones.
Nosotros, en Brasil, creemos que algunos de nuestros compatriotas han desperdiciado la oportunidad de hacerle preguntas que nunca has contestado. Así, si dices que ahora estas dispuesta a hacerlo, yo y otros compañeros queremos viajar a Cuba para entrevistarla, cuando termines el recorrido que haces por el mundo para denunciar al gobierno de su país.
Así, en espera de sus noticias me despido,
Muy atentamente,
Eduardo Guimarães

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